Ven, Señor


¡Ven, Señor!
No sonrías diciendo
que ya estás en medio de nosotros,
porque aún son millones los que no te conocen.


¿Y de qué sirve conocerte?
¿Para qué tu venida, si para los tuyos la vida pasa como si nada...?


Conviértenos.

Que tu mensaje
se haga carne de nuestra carne,
sangre de nuestra sangre,
razón de ser de nuestra vida.


Que nos arranque
de la tranquilidad de la buena consciencia.
Que sea exigente e incómodo,
porque no es otro el precio
que hemos de pagar
para que venga la paz,
la paz profunda,
la paz diferente,
tu Paz...


R.P. Dom Helder Camara - Obispo Emérito de Olinda y Recife - Brasil

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