Pan abundante para los que están y para los que no están

Para el día de hoy (24/04/09):

Evangelio según San Juan, 6, 1-15

(Jesús es quien siempre toma la iniciativa.

Una multitud lo seguía, estaban maravillados de los signos realizados sanando enfermos.

Y se preocupa por ellos, quiere darles de comer. Le pregunta a Felipe como hacer para conseguir pan para tantos. Felipe es la voz de la razón humana -como solemos actuar nosotros a menudo!-: argumenta que ni con el salario de un año se podría comprar pan para la multitud -cinco mil hombres-, que para colmo de males estaba en la montaña.

Andrés le señala que un muchacho, un niño, tenía cinco panes de cebada -el pan de los pobres es de cebada, no de trigo- y dos pescados. Confía en que el Maestro vá a hacer algo, pero sigue preso de las estructuras que ha creado en su mente.

Sin embargo, el muchacho, el niño, sin asomo de duda le entrega su alimento, sus panes y sus peces.

El Señor quiere sostener la vida. Sabe que ante todo hace falta el alimento, pero no de cualquier manera.

Hace que todos se sienten, se pongan cómodos.

Da gracias al Padre y se acerca a cada uno de los presentes, les dá de comer hasta que todos queden satisfechos.

Jesús no mide su generosidad: todos quedan llenos y satisfechos.

De los sencillos cinco panes y dos peces compartidos por el muchacho, alcanzó para todos, y aún sobraron doce canastas!...-Que no se pierda nada- es el pedido del Maestro.

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Es una lectura plena de misterio y riqueza.

No es lo mismo dar un plato de comida al hambriento, que darle con generosidad la mitad de tu comida.

Nada debe perderse.

Si entre nosotros verdaderamente compartiéramos -el pan y la vida- no habría hermanos hambrientos de pan y de vida. Y aún así, quedaría muchísimo más para los que aún no están cerca pero tienen hambre.

Sólo desde el Señor el pan y la vida se hacen abundantes.

Y a nosotros nos queda preguntarnos si no profanamos el centro de nuestra vida, la Eucaristía, cuando la relegamos solamente al culto y no la hacemos vida que se entrega.)

Paz y Bien

2 comentarios:

Salvador Pérez Alayón dijo...

Tus reflexiones son verdaderas homilias y muy profundas y acertadas. Me hacen mucho bien, amigo Ricardo, y me confortan en mi animo de responder a la llamada del SEÑOR.
En ésta de hoy, me pregunto que lo más que deseo en este mundo es llenar mis débiles brazos de acciones que repartan lo que tengo con los demás. Anhelo presentarme ante el SEÑOR con los brazos llenos de acciones en éste sentido. De nada vale guardarlo, sólo coger lo que necesitas.
Quisiera estar en la honda de lo que hizo ese chico, cuando ofreció al SEÑOR la oportunidad de, dando lo suyo, multiplicar los panes y peces, para que todos comieran.
Pido al SEÑOR que me abra el corazón a la acción del ESPÍRITU y sea lo generoso que ÉL quiera que sea.
Un abrazo en XTO.JESÚS.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Amigo y hermano Salvador, no sé verdaderamente si estas sencillas reflexiones son muy profundas. Sí te puedo asegurar que las preguntas y aseveraciones que vuelco aquí apuntan primero a mi vida diaria, un golpe directo a mi corazón. Pero agradezco al Altísimo y a tí por compartir siempre tu testimonio de vida, que es veraz e invaluable. Que el Espíritu del Resucitado siga acrecentando la hondura, sinceridad y devoción de tus reflexiones. Un gran abrazo en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo

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