Plegaria en la noche

Señor, que nunca me negaste nada,
nada te pido para mi; te pido
sólo por cada hermano dolorido,
por cada pobre de mi tierra amada.

Te pido por su pan y su jornada,
por su pena de pájaro vencido,
por su risa, su canto y su silbido,
hoy que la casa se quedó callada.

Te pido una palabra de rodillas,
una migaja de tus maravillas,
un mendrugo de amor para sus manos,

una ilusión,sólo una puerta abierta;
hoy que la mesa se quedó desierta
y lloran, en la noche, mis hermanos.

José María Castiñeira de Dios
-poeta argentino-

2 comentarios:

Cecilia dijo...

Y El se quedó con nosotros en un pedazo de pan. Es la paradoja del AMOR INFINITO. Ser grande y se hace pequeño.
Ayer pensaba esto en la Eucaristía: que GRANDE es nuestro Dios y que GRANDE es SU AMOR.

Vos le pedís (a través del poeta) un mendrugo de amor para ese hermano dolorido que es cada uno de nosotros. Y el AMOR INFINTO responde con un container de amor para todos.

Beso grande!

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Es como dice esa canción que a veces suele cantarse en mi comnunidad (y en otras):
"Profundo misterio, de amor y ternura
de querer quedarse antes de partir..."
Y que esté continuamente preocupado y dándose por nosotros sin importar nuestros méritos ni nuestras miserias, sólo movido por su infinito Amor (imagináte si todos obráramos conforme a eso!!!). Te agradezco de todo corazón tu presencia y tus palabras, y te mando un abrazo en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo

Publicar un comentario

ir arriba