Confesión


Ante los niños de la calle, pequeños perdidos y desamparados, esclavos del hambre, las drogas, la prostitución y el abandono, ruego con desesperación:

-Señor, apiadate de ellos... Dios, te imploro no los abandones-

Y en mi torpeza y mezquindad, hay una respuesta -porque nunca, jamás las plegarias son desoídas-

-Quedate tranquilo... Nunca me olvido de mis hijos más pequeños, siempre estoy con ellos-
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-Para eso, te tengo a vos-

2 comentarios:

eligelavida dijo...

Así es, Dios cuenta con nosotros para que cuidemos del prójimo y nos dice: «Pediré cuentas de la vida del hombre al hombre» (Gn 9, 5).

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Es una gran alegría leer tus palabras aquí, Eligelavida, Dios te bendiga e ilumine para que tu blog nos siga nutriendo e impulsando a tantos de nosotros. Un afectuoso saludo en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo

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