Espacios de perdón, reconciliación y Misericordia


Para el día de hoy (13/08/09):
Evangelio según San Mateo 18, 21. 19,1

(El Padre de Jesús, nuestro padre, es Misericordia.
-si hubiera de poner en una balanza de justicia nuestras miserias, nuestros pecados, triste destino nos esperaría-
Pero ante todo, somos sus hijas e hijos y siempre espera con ansias nuestro regreso, suceda lo que suceda, hagamos lo que hagamos.

El Padre de Jesús, nuestro padre, tiene muy mala memoria.
-se olvida rápidamente de los pecados pasados de un corazón arrepentido-

Y nos pide, como hijos suyos, actuar como Él lo hace con nosotros.

Por eso nuestro hermano y Señor Jesús nos invita a crear en nuestra comunidad espacios de perdón y reconciliación, ámbitos de fraternidad donde los hermanos se perdonen y se reencuentren.
Es difícil, claro, es muy difícil... para nuestra restricta condición humana.
Pero no debe haber límites al perdón, pues tiene raiz en la Gracia que se nos ha dado.

Puede ser que la justicia comience por allí, por reconocer al otro -ofensor, agresor, el que nos lastima- también como hijo de nuestro Padre.

Y habrá alegría para los más pequeños, para los más pobres.
Desaparece la angustia -angostura- cuando abrimos espacios a la Misericordia.

El Padre Bueno ha dejado todo en nuestras manos)

Paz y Bien

3 comentarios:

Salvador Pérez Alayón dijo...

La alegría resplandece en el mismo momento que aceptas perdonar. Esa es mi experiencia. Cuando depones tu actitud y elevas la mirada en el SEÑOR implorando el PADRE Nuestro por la persona o personas que te han ofendido, todo empieza, en ese instante, a verse de otra manera.
La idea de sentirme perdonado por PADRE DIOS, después de tantas ofensas, mentiras, caídas, ultrajes...etc. me hace levantarme, llenarme de paciencia y abandonándome en sus MANOS disponerme a, por su Gracia, esforzarme en hacer lo mismo.
Un abrazo en XTO.JESÚS.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

El perdón es cura, es salud, es Salvación...Y muy bien lo expresas, mi hermano, es alegría que resplandece por más que nos cueste, pues es signo del Padre que nos ama y nos perdona en su infinita Misericordia. Un gran abrazo en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo

Anónimo dijo...

Cuando perdono, permito que la voluntad del Señor se haga en mi persona, cuando me resiento, y no perdono, he dejado de ver con los ojos de misericordia con los que Jesús me vió y perdonó, gracias, bendiciones.

Publicar un comentario

ir arriba