Los cuatro pilares de la comunidad

Para el día de hoy (10/09/09):
Evangelio según San Lucas 6, 27-38

(Los caminos del Señor son inescrutables y misteriosos... No siguen las veredas de la lógica humana.
No es lógico ni razonable oponer la otra mejilla al que nos golpea, amar a quien nos odia: no tiene parangón en nuestras mentes.
Estamos desmadradamente atados a la antigua legislación del Talión, ojo por ojo, diente por diente, vida por vida.

Por eso, el Reino de los Cielos pasa por la aceptación cordial antes que racional, pasa por descubrirnos hijas e hijos de un mismo Padre, todos, sin distinción, amigos o enemigos.

Y el Maestro nos conoce. Conoce nuestras miserias y debilidades, nuestras luces, nuestros claroscuros y nuestras zonas de tinieblas.
Así y todo, confía y cree en nosotros!
Y sabe que todo se nos hace muy cuesta arriba, aún la convivencia y construcción de la comunidad que se dice cimentada en Él.
Por eso, desde la sencillez y simplicidad de su Palabra, nos trae el aire fresco para que nuestras comunidades sean recintos de libertad y justicia, es decir, de vida en el Evangelio.

Son cuatro los pilares que hacen indestructible a una comunidad: amar, bendecir, hacer el bien y orar.

Amar, superar de una vez y para siempre la sombra del Talión, buscando sin cesar el perdón, la reconciliación y el bien del prójimo antes que el propio.

Bendecir -si nos fijamos con detenimiento, cuando pronunciamos bendecir casi casi decimos bien decir-, es imitar al Padre de todos, pura bondad y misericordia que dice y hace sólo el bien; es hacer presentes los buenos deseos.

Hacer el bien, la regla de oro de la ética personal, que Jesús nos enseña con el "hagan a los demás lo que quieren que ellos les hagan".

Orar, pues comunidad que no reza se seca y cae como hoja muerta.

El Señor está con nosotros... ¿Quién contra nosotros?)

Paz y Bien


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