Desde los tejados

Para el día de hoy (07/12/09):
Evangelio según San Lucas 5, 17-26

(Jesús estaba literalmente rodeado de maestros de la Ley, fariseos y doctores venidos de toda la Galilea, de Judea y hasta de la misma Jerusalem.
Estos señores -profesionales de la religión- estaban sentados allí con el objeto de que el pueblo no se apartara de su ortodoxia; trataban de evitar que las gentes se desviaran de la tutela de su puño... Este galileo se volvía cada vez más peligroso y estaba cada véz más cercano a las gentes.

Eran incapaces en su corazón y en su mente de entender que la verdadera ortodoxia se fundamenta en el amor y la misericordia.

El evangelista Lucas se encarga de señalarlo con palabras contundentes: a pesar de venirse en grupo, de sus férreas doctrinas, de su inflexibilidad a la hora de la compasión, nos dice de Jesús: - El poder del Señor estaba con Él para que hiciera curaciones-.

-El Maestro no viene a enseñarnos doctrinas, sino más bien a revelar el infinito amor y la increíble misericordia del Padre, que comienza liberando al hombre de toda carga que le impida vivir en su plenitud y en su íntegra dignidad de hijo de Dios.-

En ese ambiente tenso y con ese gentío, un grupo de hombres trataba infructuosamente de llevar ante Jesús a un paralítico; había muchos a su alrededor, ni siquiera se podían acercar a las puertas. Pero esto no los amilanó: subieron al techo y apartando las tejas, bajaron al lisiado en su camilla mediante unas sogas, y lo colocaron delante de Jesús.

La fé inquebrantable de estos hombres conmueve el Sagrado Corazón del Maestro y sucede el milagro.
Con total delicadeza y entrañable ternura, el Señor libera de su postración al hombre, le restituye su vida en plenitud diciéndole:-Amigo, tus pecados te son perdonados-

Amigo...

No hay palabras ni figuras literarias que puedan expresar cabalmente la profundidad de este misterio.

Pero es también un llamado de atención para todos aquellos que pretendan la exclusividad dela cercanía de Dios por razones y no por corazones, para todos aquellos que cierran las puertas, de tal modo que los paralizados en su miseria se pongan a los pies de Jesús.
Mucho cuidado.
Siempre hay hombres movidos por la fé y conmovidos por la misericordia capaces de abrir magníficos boquetes en los tejados con tal de que el hermano necesitado conozca el amor y la ternura de Dios.

Hoy hemos visto maravillas, hoy hemos visto cosas increíbles dirían los presentes viendo al antiguo paralítico ahora sano y de pié.
Y nosotros, aunque tengamos que hacerlo desde los tejados, también veremos maravillas como ésa y muchas más.

Que en este tiempo de preparación en la esperanza nos volvamos rigurosamente observantes de la ley del amor, extrictamente ortodoxos en la misericordia.

Viene nuestra liberación, viene un Niño que será de todos y será todo en todos.)

Paz y Bien

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