La comunidad primera y un Dios que es familia


Para el día de hoy (27/12/09)
Evangelio según San Lucas 2, 41-52

(La Palabra de Dios es Palabra de Vida y Palabra Viva.

Y en todo texto sagrado, especialmente en los Evangelios, nada está escrito por casualidad: todo tiene un significado trascendente, y hay una importante mensaje en los símbolos que nos permiten entrever el misterio.

Así en el Evangelio del día de hoy: celebramos a la Sagrada Familia no sólo por Jesús, María y José sino porque ellos son signo de ese Dios Trinitario en el que creemos, esas tres personas divinas que son Amor perpetuo, donación de sí mismos constante, amor permanente y total en el que el anhelo propio más profundo es el bien del otro.

La familia es la primera comunidad, la Iglesia basal en donde deberíamos criarnos y crecer, y en donde se vá formando la mujer o el hombre que seremos y en donde será el factor determinante el amor -o, dolorosamente, su carencia-.

Y nuestro Dios, desde ese fundamento, es familia: por el hecho de haber sido creados a su imagen y semejanza, la institución familiar -con los diversos matices históricos y culturales- ha de ser también expresión en la historia del Creador que se nos revela en Jesús como Padre y Madre.

En estos versículos del Evangelio resuena un hoy que no podemos desoír: la angustia de José y María ante el Jesús que no encuentran durante tres días -¡Tu padre y yo te hemos estado buscando, llenos de angustia!- es la expresión del Amor y la misericordia de un Dios que no cesa en su afán por encontrar a sus hijas e hijos extraviados.

Hay una Madre que quizás no entienda del todo las cosas, pero que cultiva el misterio y el amor en su corazón para cuando la semilla crezca y la fruta madure.

Ella nos vá guardando en su corazón y allí nos vá dejando crecer, así como creció nueve meses Aquél que ha nacido para nuestra Salvación)

Paz y Bien

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