El parentesco con Jesús


Para el día de hoy (26/01/10)
Evangelio según San Marcos 3, 31-35

(Quizás los imperativos de tribu y clan lo requerían sólo para ellos. Quizás -recordemos que decían que "estaba fuera de sí"- pensaban que debía estar circunscripto a la vida familiar nazarena.

Él estaba en Cafarnaúm, a unos 40 kilómetros de Nazareth.
Como le sucedía habitualmente, se encontraba rodeado por una multitud; y hasta la casa en donde se encontraba se apersonan sus parientes. Pero era tanta la gente que no podían pasar, así entonces que le envían un recado, y alguien le informa: -Tu madre y tus hermanos -parientes- están afuera y te buscan-.

Pero quienes lo requerían lo hacían en nombre del vínculo de sangre que los unía a Jesús.
Y el Maestro trae el Reino de Dios que es abundancia, que es siempre un más allá, que es siempre transformar lo pequeño y temporal en grande y eterno.

Por eso ensancha hasta límites insospechados eso que entendemos por familia...
No minusvalora las cuestiones de ancestros biológicos, antes bien los hace verdaderamente valiosos transformándolos en espirituales.

La familia ya no queda circunscripta a los parientes.
Ahora, los que escuchen y practiquen la Palabra son parientes suyos.
Más aún, y para que no haya dudas: quien cumpla la voluntad de Dios es su padre, su madre, su hermano, su hermana.

Nosotros, sus discípulos, tenemos esa oportunidad maravillosa.
Jesús es nuestro hermano y Señor, nuestro hijo y Señor.

Y María, que guardaba todas las cosas meditándolas en lo profundo de su alma, es Madre por partida múltiple.
Madre, por gestarlo, cuidarlo y criarlo.
Madre, por escuchar la Palabra de Dios y hacerla vida.
Madre, porque se hace Madre de todos los hermanos de Jesús, todos y cada uno de nosotros.

Quiera el Espíritu del Resucitado que esta familia crezca y crezca cada día más.
Hay una Mesa siempre dispuesta, en donde jamás faltará el Pan de Vida y el Vino de la Esperanza)

Paz y Bien

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