Echa las redes

ECHA LAS REDES

Desde que Tú te fuiste
no hemos pescado nada.
Llevamos veinte siglos
echando inútilmente
las redes de la vida,
y entre sus mallas
sólo pescamos el vacío.
Vamos quemando horas
y el alma sigue seca.
Nos hemos vuelto estériles
lo mismo que una tierra
cubierta de cemento.
¿Estaremos ya muertos?
¿Desde hace cuántos años no nos hemos reído?
¿Quién recuerda la última vez que amamos?

Y una tarde Tú vuelves y nos dices:
«Echa la red a tu derecha,
atrévete de nuevo a confiar,
abre tu alma,
saca del viejo cofre
las nuevas ilusiones,
dale cuerda al corazón,
levántate y camina».
Y lo hacemos sólo por darte gusto.
Y, de repente, nuestras redes rebosan alegría,
nos resucita el gozo
y es tanto el peso de amor
que recogemos
que la red se nos rompe cargada
de ciento cincuenta esperanzas.
¡Ah, Tú, fecundador de almas: llégate a nuestra orilla,
camina sobre el agua
de nuestra indiferencia,
devuélvenos, Señor, a tu alegría

P. José Luis Martín Descalzo

2 comentarios:

Ana Belén dijo...

Sin amor (Dios)no podemos hacer nada, Jesús nos lo recuerda constantemente. Sin embargo, a veces cuesta... Amar como Jesús nos pide es todo un arte que me gustaría aprender :)

un abrazo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias, Ana Belén, por tu presencia y tus palabras; es muy cierto, amar a veces cuesta...y duele también. Y allí es quizás cuando lo vivamos más profundamente, pues es el egoísmo que se nos desprende el que nos trae esos dolores.
Paso a paso lo lograremos.
Un abrazo en el Dios de la Vida
Paz y Bien
Ricardo

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