Reflejos de la Encarnación y la Pasión


Para el día de hoy (18/02/11):
Evangelio según San Marcos 8, 34-9, 1

(El Maestro hace una invitación amplísima, tan amplia que abarca a sus discípulos y a las gentes, es decir, una invitación palpitante de universalidad.
Y a menudo nos olvidamos de esa universalidad -catholicós- que confesamos pero que no profesamos.
Para una mirada superficial, parece una contradicción: por una parte, Jesús no pone límites en su invitación. Sin embargo, la raíz misma del cómo seguirle ni siquiera es planteada en plural, sino de modo condicional: el que quiera seguirle...

Él mejor que nadie sabe que se teje en cada corazón, y conoce que la cruz es causa de escándalo y vergüenza: los crucificados debían ser considerados según la ley mosaica como malditos de Dios; hoy, en el pragmatismo relativo que impera, es también avergonzante, pues no produce réditos ni conduce a nada provechoso a ojos mundanos. Pura cuestión de ego.

Pero negarse a sí mismo y cargar la propia cruz son reflejos plenos de la Encarnación y la Pasión de Aquél que ha dado el primer paso, encabezando una caravana interminable de mujeres y hombres en camino a los brazos del Padre.

De la Encarnación, pues el Dios del Universo, en el seno de una pequeña muchacha judía, se ha despojado de su divinidad y se ha hecho uno de nosotros.

De la Pasión, pues Él ha cargado su propia cruz y la de muchos al extremo de morir, de aceptar voluntariamente el sufrimiento para que el otro viva.

Quizás entre esas dos cuerdas podamos ser intérpretes fieles de la música del Reino, esa misma que resuena cada vez que florecen la paz y la justicia, la mansedumbre y la solidaridad, la compasión y la fraternidad.

La semilla ha de caer en tierra y morir para que crezca un trigal abundante, mujeres y hombres de pan animados por la misma esencia de Dios, el amor)

Paz y Bien

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Él ha cargado su propia cruz y la de muchos al extremo de morir, de aceptar voluntariamente el sufrimiento para que el otro viva.Gracias es verdad queel señor nos conceda la gracias de estar siempre dispuesto a morir a nosotros mismo para que otros vivan mil gracias

Salvador Pérez Alayón dijo...

Casualmente hemos puesto la misma fotografía, pues en la reflexión de hoy tengo la misma imagen.

Es hermoso lo que dices y reflexionas. Ya desde la encarnación se ha despojado, olvidándose de su Divinidad, y haciéndose hombre de carne y hueso como nosotros.

Significó eso a que venía: "estaba dispuesto a dejarse la piel y la vida por nosotros". Y, de esa forma, nos señálo el camino que hoy después de XXI siglo estamos padeciendo igual.

Pensemo que en ÉL podemos recorrerlo también. No nos atrevamos a recorrerlo solo, pero fortalecidos por la acción del ESPÍRITU podemos hacerlo. Lo vemos en muchos como Said Musa y otros. No podrán con el amor.

Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Tenemos una deuda impaga de coraje, querida, Lourdes, una deuda para con los demás, una deuda de bondad y solidaridad. Será cuestión de animarse, especialmente desde esa oración sagrada en la que tú a diario nos animas desde las cálidas páginas de tu blog.
Paz y Bien
Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Así es, hermano. Estamos a menudo perdidos en nuestras preocupaciones individuales, y es imperioso recuperar como propias las necesidades del otro, sin otra ambición que la de Jesús: que el otro viva y viva bien, pleno, libre y trascendente
Un gran abrazo para tí y los tuyos.
Paz y Bien
Ricardo

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