Mantos de comodidad, capas de desconfianza

Para el día de hoy (03/03/11):
Evangelio según San Marcos 10, 46-52

(Bartimeo está sentado a la vera del camino, inmóvil en sus miserias, incapaz de ponerse en pié; esa inmovilidad es signo de que su existencia -como la de tantos- se ha detenido y ya no puede edificarse a sí mismo ni hacer huella con otros.

Se aferra a ese manto, de tal modo que su mundo se acota a esa tela cuadrada, como expresando que no hay nada más que lo delimitado por su dolor. En cierto modo, está aferrado a su ceguera, atado a las falsas seguridades que lo atenazan.

Y pasa Jesús, y se desata tanto grito contenido... y están los comedidos de siempre que pretenden acallar los gritos de los que sufren, el lamento de los pobres, y hay que prestar especial atención: cuando el pobre grita, su grito se hace plegaria agradable a los oídos del Maestro, y por ningún motivo es válido todo infructuoso intento de silencio.
Nada puede oponerse a la Misericordia que sostiene al universo.

Muchos de nosotros somos, en parte, modernos Bartimeos. Estamos aferrados a nuestros mantos de comodidad, a las seguridades falsas y espúreas, capas de desconfianza que nos han vuelto inútiles para al andar corazón adentro y para toda huella compartida.

Como les sucedía a Pedro y los otros, este Mesías sufriente y servidor nos resulta muy inconveniente, y a menudo preferimos la ceguera del no ver al encuentro que nos transforme.

A pesar de todo y de todos, a contrario de nuestras mezquindades, el Maestro nos sigue diciendo a cada instante:
-¿Qué quieres que haga por tí?- )

Paz y Bien

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