Enderezar los caminos, erguir las vidas

Para el día de hoy (24/10/11):
Evangelio según San Lucas 13, 10-17


(Sinagoga implica no sólo el sitio físico del culto sabatino, sino que en su traducción primera significa congregación.
Por eso hemos visto a través de la Buena Noticia que no sólo las multitudes acudían hacia donde se encontraba el Maestro -en todo sitio y lugar-, sino que Jesús amaba ir allí adonde la gente se reunía y congregaba.

Y esa mujer estaba allí, y llama la atención que se la ubique precisamente durante dieciocho años en el recinto en donde se expulsa a tantos en nombre de la pureza ritual.
Es claro: se trata ante todo de una mujer, una sin derechos sociales ni religiosos, una espectadora menor del culto -que nunca protagonista-, que por un espíritu impuro está agobiada en su enfermedad. En ese espacio angosto no ha de tener otro sitio que el que le concedan esas almas rigurosas de ley y religión, por eso tendrá un no-espacio, por eso verá pasar todo desde afuera en la resignación que se le impone.

En realidad, podemos intuir todo un universo de signos y símbolos: son las vidas doblegadas por la fé que se impone, esa espiritualidad de preceptos, premios y castigos que refiere a un dios punitivo, a un verdugo exacto manipulable por una piedad codificada de antemano. Es el agobio que aplasta cualquier ansia de libertad, y que nada tiene que ver con el Dios Abbá de Jesús de Nazareth, con la Buena Noticia de su Reino.

Él ha venido a enderezar los caminos en donde tantos nos hemos desviado hacia laberintos de donde, a menudo, no quisiéramos salir por miedos o comodidades.
Pero es bien sabido que de cualquier laberinto se sale por arriba, y es la mejor de las noticias, la liberación de ese Cristo que se ha hecho servidor de todos, el tiempo de la Gracia y la Misericordia en donde no hay imposición, en donde todo se brinda en la ordenación de la pura ternura y el canon de la compasión.
Es el tiempo en donde se revela el rostro de un Dios que se desvive para que todas sus hijas e hijos puedan erguirse en su totalidad humanas, vidas de pié capaces de mirar al sol de frente, mujeres y hombres que no pueden descansar hasta que sus hermanos agobiados puedan enderezar sus espaldas)

Paz y Bien


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