En tus orillas

San Andrés, Apóstol


Para el día de hoy (30/11/11):
Evangelio según San Mateo 4, 18-22

(Galilea era sinónimo de humillación y sospecha para Israel; su estratégica ubicación geográfica la ubicaba en la línea de fuego de todas las guerras que debía enfrentar en pueblo elegido. Más de siete siglos antes fué conquistada por tropas asirias, y colonizada: de allí que los judíos de Jerusalem y zonas aledañas con mucha frecuencia despreciaran a los galileos por sospechosos de falta de ortodoxia religiosa -la contaminación de la impureza extranjera-, y quizás también por un motivo más simple. Ser galileo era sinónimo de campesino, de clase social baja, de periferia y arrabal.

Precisamente allí en donde abunda el desprecio comienza el Maestro la predicación del Reino.

Este nazareno -el acento y las ropas lo venden- anuncia la liberación y habla de un Dios extraño. Los bravos zelotas estaban enfurecidos, pues hablaba de liberación desde la mansedumbre y la paz, sin entrar en combate franco con el opresor invasor. Ese Dios del que Él hablaba no podía ser de ningún modo el Dios de Moisés, de Abraham, de Jacob, un Dios que ama a los pecadores, a las prostitutas, a los enfermos, a los marginados, a los impuros...

Un Dios extraño que no grita ni impone. Un Dios que hasta le pide permiso a una mínima muchacha judía para que reciba en su seno al Salvador del mundo.
Ese Dios se expresa en Jesús de Nazareth llamando a Andrés y a Pedro, a los hijos de Zebedeo, a vos y yo, a tí y a ella, a todos y a cada uno de nosotros.

Su llamada es una llamada de hermanos; invita sin violencia y sin imposición. Desde tus orillas propone ponerse en marcha y seguirlo; Él vá por delante, abriendo huella y asumiendo todos los riesgos.
No anda buscando especialistas ni religiosos profesionales: llama a mujeres y hombres en su cotidianeidad, en la circunstancias de la pesca o en los sucesos que nos son más habituales. Por ello mismo todo cobra nuevo sentido y significado, los pescadores galileos se volverán pescadores de hombres, nosotros transformaremos en infinitud y eternidad hasta lo que no se tiene en cuenta en nuestra rutina de cada día.

Desde nuestras orillas Dios viene pidiendo permiso para ingresar en nuestras existencias, haciéndose servidor de todos, haciéndose un Niño que será hijo de todos)

Paz y Bien



1 comentarios:

Marian dijo...

Gracias Ricardo por el aliento fresco que nos traes de la Palabra.
Estos días voy a estar más recogida para prepararme la Venida de nuestro Señor.
Pide por mi.
Dios te bendiga.

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