Hijas e hijos de pié


Para el día de hoy (31/01/12):
Evangelio según San Marcos 5, 21-43

(Jesús y sus amigos vuelven a tierras y ambientes conocidos. Han dejado atrás tierras paganas, territorio de los gerasenos para regresar a Israel, suelo bendito y pueblo elegido.
Es claro que es ámbito conocido, más no sólo por cotidianeidad y hábito, sino porque allí el Maestro -y por consiguiente sus amigos- es considerado un réprobo, un blasfemo, un judío de lo más marginal, un campesino galileo peligroso porque altera todo un tejido de tradiciones férreamente instauradas en las sinagogas.

Hay un signo cierto detrás de la mención que el Evangelista hace del número doce.

Doce tribus del pueblo elegido, representando a ese Israel al que Jesús de Nazareth anuncia la salvación.

Doce años de sufrimiento, doce años de impureza y exclusión de esa mujer a la que la vida se les escapaba hemorragia tras hemorragia, doce años de ser considerada impura y, a su vez, de impurificar a todo a quien tocara, doce años dilapidando lo que tiene en busca de la solución mágica a sus padecimientos.

Doce años de la hija de Jairo, jefe sinagogal, doce años de una niña a punto de convertirse en una mujer que nunca será plena, que no conocerá amores, que no gestará más vida en su seno, doce años que se apagan en un instante.

En ese ambiente de sospecha permanente, allí en donde Jesús de Nazareth se ha vuelto objetivo a eliminar, campea el miedo. El miedo a la impureza, el miedo a la muerte, el miedo a la soledad permanente, el miedo que paraliza y obstruye el fluir de la vida, el miedo que es lo opuesto a la fé, esa fé que es fuerza, que es coraje, que moviliza, que levanta al caído y pone de pié.

En el nuevo tiempo de la Gracia esa fé implica confiar y creer en Alguien, antes que adherirse a un canon de doctrinas; sin embargo, ese encuentro personal con Jesús de Nazareth supone atreverse, animarse, tener el valor de acercarnos a pesar de las multitudes de sombras conque pretenden rodearlo y dejarlo inaccesible, jugarse la vida en gestos de fidelidad y confianza, sabedores que de Él brota un manantial inagotable de vida, de salud, de liberación, eso que llamamos Salvación, y que nos volvamos a descubrir hijas e hijos -la mejor de las noticias-, para que finalmente con su voz clara nos diga: -Muchachos, pónganse de pié-)

Paz y Bien



0 comentarios:

Publicar un comentario

ir arriba