El hambre que no se apaga

Para el día de hoy (23/04/12):

Evangelio según San Juan 6, 22-29

(La bondad de Dios que trasluce Jesús de Nazareth se expresó en ese pan abundante, que desborda cualquier presunción, pan para saciar la necesidad de la multitud sin pedir nada a cambio, pan de la compasión y el compartir.

Pero las multitudes y los Doce se quedaron en el mero episodio -magnífico y asombroso, claro está- pero no se atrevieron a ir más allá, no siguieron la dirección que el signo de Jesús les brindaba. Se quedaron estancados en lo episódico, en una superficie de gestos puros y desviaban su mirada de la caridad que los impulsaba. Es la actitud de quienes se aferran a los ritos y a dogmas, dejando de lado al Espíritu que todo lo anima, nuestra mediocridad de quedarnos en las orillas y no navegar mar adentro.

Desde allí, es comprensible que al Maestro le pregunten -¿Cuando llegaste?-, porque su horizonte no es el mismo, porque nuestros senderos no suelen ser los suyos.

Porque es tarea santa desalojar el hambre que agobia a miles, eso es indudable.
Pero en el mismo ámbito de Salvación, nos falta animarnos a suplicar que se nos despierte, tenaz e incansable, ese hambre de justicia, de fraternidad, de solidaridad, del compartir, de que nadie quede excluido de la mesa grande de la vida)

Paz y Bien

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