Pureza, corazón y culto

Para el día de hoy (02/09/12):
Evangelio según San Marcos 7, 1-8.14-15.21-23


(El conflicto entre Jesús de Nazareth y las voces oficiales de la fé de Israel era inevitable; el rabbí galileo no sólo era un imprudente transgresor, sino que quebrantaba y renegaba de las tradiciones tan firmemente arraigadas y puntillosamente observadas.
Se estaba volviendo muy peligroso -por eso el arribo de doctores expertos llegados a Galilea desde la Jerusalem del Templo y la ortodoxia. Toda heterodoxia debe ser suprimida y acallada rápidamente, en parte porque se sacralizaban normas y prescripciones, y en parte también porque tanto doctores de la ley, escribas y fariseos se veían menoscabados en su autoridad y por lo tanto en su poder y ascendencia sobre el pueblo.

La acusación expresa era que los suyos no practicaban las abluciones rituales -lavarse las manos- antes de comer, y era una cuestión que superaba la mera higiene. El veredicto tácito era que todos ellos se habían vuelto impuros y, como tales, debían ser excluidos de la vida religiosa, social y comunitaria. Nada mejor ni más práctico para quitar de en medio a subversivos peligrosos.

Pero de tradición a traición hay una letra de diferencia, un sólo paso habitualmente inadvertido.

Es que es un nuevo tiempo, y el Maestro conoce, ama y cree en Alguien antes que en algo, y ése precisamente es nuestro camino de plenitud.
Jesús de Nazareth no reniega de doctrinas de sus mayores, ni es un provocador torpe y estéril; sin embargo, restaura las prioridades a su justo lugar.

El Reino está cerca, muy cerca, tan cerca que late en los corazones de mujeres y hombres capaces de descubrirse hijas e hijos de un mismo Padre bondadoso que los ama entrañablemente, y por ello mismo se saben hermanos.
El Reino es, ante todo, cuestión cordial. Así entonces el culto verdadero comienza por el cuidado del hermano, por el socorro, por la compasión, por la mano que levanta, por el abrazo que consuela, por la atención en la escucha, por cada gesto y acción de justicia y liberación.

Los problemas comienzan cuando el amor se vuelve solamente ritual, escindido por completo de la cotidianeidad, una caridad falsaria que responde al ejercicio y cumplimiento de normas preestablecidas, preceptos que llevan a la soledad y a la muerte.

No hemos de desesperar.
Siempre estamos a tiempo de purificar estas pobres almas que somos en el éxodo de nuestras mezquindades regresando al hermano, porque la vida es sagrada.
Al Dios de la Vida se lo honra y enaltece cuidando la vida en todos sus aspectos, y se le enciende una sonrisa inmensa cuando nos prodigamos por los pobres y los más pequeños)

Paz y Bien

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