Fidelidad y justicia


Para el día de hoy (17/11/12):  
Evangelio según San Lucas 18, 1-8
 
(La viuda de la parábola es el símbolo por excelencia de las gentes desprotegidas, abandonadas a su suerte, sin derechos y sin nadie que hable por ellos. Son los que a voz en grito o en doloroso silencio claman por justicia.

Y allí precisamente está la clave de la palabra para el día de hoy: la justicia. A ella no le importa que el juez sea un corrupto que no le importa ni Dios ni los demás, sólo se preocupa por sí mismo, ni tampoco requiere una acción punitiva contra un adversario de quien no conocemos el nombre.
Ella insiste sin desfallecer por justicia, la justicia que los demás no buscan, la justicia que se ha hecho ausente.
Ya ella y a todos los desamparados cono ella los protege directamente Dios con especial ternura, porque nadie se ocupa de ellos.

Ella obtiene justicia desde su insistencia y en su confianza, en su fidelidad a toda prueba, aún cuando todo indique que está al revés, organizado y estructurado para que permanezca sojuzgada en inhumanidad.

El Reino está aquí y ahora, creciéndose humilde entre nosotros, y su flor primera es la justicia. Y el horizonte es de pura plenitud. ¿Cómo sostenerse en esta premisa, cuando todo señala que lejos estamos de la justicia, y por lo tanto, de lo plenamente humano?

En fidelidad que se expresa en la oración, entendida como respuesta a ese diálogo primordial inciado por ese Dios que nos ama entrañablemente.
La Encarnación de Dios marca un antes y un después en la historia de la humanidad, pues se conjuga el tiempo santo de Dios y el hombre.

La justicia -ese Reino de alegría inaugirado por el Maestro- no acontecerá mientras esperemos cómodamente instalados repitiendo plegarias preestablecidas con minuciosa mecanicidad.
El Reino es bendición y misterio pero es también invitación a edificar otro mundo posible, y en él hay lugar para obreras y obreros fieles, con todo y a pesar de todo)

Paz y Bien
 


0 comentarios:

Publicar un comentario

ir arriba