Pescadores extraños de mares asombrosos


San Andrés, Apóstol

Para el día de hoy (30/11/12):  
Evangelio según San Mateo 4, 18-22
(Parte de la vida de Jesús de desarrolló a la vera del mar de Galilea.
Este mar algo extraño -también llamado mar o lago de Tiberiades- es en realidad un lago de aguas dulces de 166 kilómetros cuadrados y se encuentra a aproximadamente 260 metros bajo el nivel del mar.

Aún así, y especialmente en la Palestina del siglo I, tenía una importancia gravitante en la vida de la Galilea circundante; en primer lugar, como fuente cierta de agua dulce tanto para el consumo como para el riego, toda vez que es una zona semi desértica. En segundo lugar, como fuente de sustento para muchos, por la pesca que bullía en sus aguas.
Por ello, desde los pueblos costeros -especialmente en aquella Cafarnaúm en donde tanto tiempo pasó el Maestro- no era infrecuente encontrar al amanecer y al ocaso a los pescadores del lugar enfrascados en sus tareas cotidianas.
Esto no es solamente un dato sociohistórico, sino que hay un signo y un símbolo de un Dios que nos busca en nuestra cotidianeidad, en lo diario, en lo que conocemos, y hasta en los sitios más raros.

Más aún: la Galilea de aquellos tiempos, por su ubicación geográfica y al ser varias veces objeto de invasión por los enemigos de Israel, estuvo bajo sospecha de poca ortodoxia, de impureza y contaminación -¿acaso algo bueno puede salir de Nazareth?-, a lo que también es menester añadir cierto desprecio clasista por parte de la sociedad jerosolimitana: los galileos en su gran mayoría eran pescadores, campesinos o artesanos, es decir, se encontraban en uno de los escalones sociales más bajos.

Desde esta Galilea periférica y siempre sospechosa, comenzará Jesús de Nazareth su ministerio, el anuncio de la mejor de las noticias. Y se llegará Él mismo hasta donde se encuentran los que Él convoca al discipulado, a su compañía, a ser otros mensajeros y obreros del Reino.
Porque es Dios quien tiene la iniciativa y las primacías.
El Dios Abbá de Jesús es un Dios que siempre nos anda buscando, mucho antes que nosotros nos agotemos en los afanes por encontrarlo.

En esos encuentros asombrosos germina esta vocación que somos, pescadores extraños de mares asombrosos, que tienen por destino y misión mantener a pequeños peces con vida en redes maravillosas de justicia y liberación , con la fuerza de la compasión y la misericordia, pescadores de hombres a la deriva, obreros de ese Reino que se nos crece aquí y ahora)

Paz y Bien

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