María, Palabra y liberación


Para el día de hoy (20/12/12):  
Evangelio según San Lucas 1, 26-38

(El mensajero del Señor, el arcángel Gabriel -quien-como-Dios-, realiza un viaje insospechado. Vá desde la Jerusalem de la pompa del Templo y el fasto de las construcciones, desde donde tiene su reducto inconmovible la ortodoxia en manos de escribas y fariseos hacia un caserío polvoriento, Nazareth, en la Galilea de los gentiles.
Es la Galilea de la sospecha permanente, pues era una región permeable a los extranjeros e impuros, la Galilea de los pobres que no rezan muy bien, la Galilea de donde nada bueno cabe esperarse. 

Gabriel -jinete de la Gracia y los asombros- deja a Jerusalem, y quedan atrás los sacerdotes, que ya no tienen nada para decir al igual que Zacarías, que ha dado paso al silencio.
Gabriel se encamina hacia la aldea perdida de Nazareth, en busca de una muchachita judía y campesina, una nada, una nadie, laica e invisible para los poderosos, pero totalmente presente a los ojos enamorados de Dios.

Es que Dios devuelve y dá la Palabra a los pequeños, a los que no se ven, a los que no cuentan para nadie excepto para su mirada bondadosa.
La Palabra ya no se encontrará entre los poderosos y los palacios, sino que se hallará a sus anchas entre los pobres, y allí la podemos descubrir.

Dios le entrega la Palabra a María, y como los amores no se imponen, Dios le pide permiso a esa muchacha.
Su sí pleno de confianza transformará la historia, porque ante todo la transforma a Ella en su totalidad, y se puede ir adivinando en su propio cuerpo, una vida nueva que se le viene creciendo en silencio y humildad.

María es signo de que todo es posible, señal de que a Dios lo encontramos entre los pequeños, los que no cuentan, esperanza de los oprimidos y silenciados a los que el Dios del Universo se acerca para que la vida sea plena, para que esa vida crezca, para que la alegría sea expresión de una justicia que se hace Niño de Salvación.

Todo es posible, la vida -Dios mismo- se asoma pequeña y frágil en nuestros brazos cansados, y en los sitios más insospechado cosas buenas y nuevas nos están ocurriendo)

Paz y Bien

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