El pan de la misericordia, los peces de la compasión


Para el día de hoy (08/01/13):  
Evangelio según San Marcos 6, 34-44

(Compasión significa, literalmente, compartir lo que se sufre, sufrir juntos. Obviamente, la clave está en quien siente o ejerce la compasión: si esta compasión no produce un efecto que tienda a cambiar el dolor, quedaría relegada a una elogiable sensiblería estéril. Siempre puede hacerse algo más allá de la pura declamación de intenciones.
Pero la compasión es el perfume único del Reino, que se expresa en la misericordia.

Así entonces, cuando no se asumen totalmente los problemas y los dolores de los otros, esas crisis y dolencias -a pesar de los mejores discursos y las más grandilocuentes expresiones- se ven desde fuera, como algo ajeno, como algo que les sucede a otros.

Jesús de Nazareth no es así.
La multitud está hambreada y librada a su suerte, a la deriva de lo que pueda sucederles. Pero Él jamás permanece indiferente, ni observa las cosas de sus hermanos -todos nosotros- de manera objetivamente externa. Él se involucra haciendo suyas todas las cosas nuestras, buenas y malas.

Distinta, sin embargo, es la actitud de los discípulos. Ellos advierten el problema, e intentan una razonable solución desde fuera de esas gentes, buscando llevarles pan que adquirirían mediante una importante suma de dinero; con la imposibilidad de realizarlo, prefieren sugerir al Maestro que los despida, que vayan a buscar sustento a sitios cercanos -estaban en un lugar desierto-, que se arreglen solos.

Jesús de Nazareth piensa y actúa distinto.
Él busca y encuentra la solución desde la misma gente, y panes y peces se multiplican como consecuencia de los milagros de la compasión, del compartir, de la misericordia, todos frutos de la misma raíz del amor.
Aún quedarán muchísima comida para los que vayan llegando.

Mucho puede decirse, mucho se ha dicho y otro tanto se dirá acerca de esta parábola.
Hoy solamente nos detendremos en la bondad de Dios que hace suya el hambre del pueblo, que torna tarea sagrada alimentar a los hambrientos, que siempre que reune a los suyos lo hace en una mesa inmensa en donde nadie es excluido, y que también espera a los que algún día llegarán)

Paz y Bien

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