El hambre necesario



Para el día de hoy (16/04/13):  
Evangelio según San Juan 6, 30-35


(Las lecturas literales, inevitablemente, desembocan en fundamentalismos de cualquier signo. Estas lecturas no solamente refieren a las Escrituras, sino también para los acontecimientos de la propia historia, individual o colectiva.

La linealidad ahoga los brotes del Espíritu y pervierte los significados profundos de los hitos que definen y tienden a orientar las miradas hacia una realidad que supera por lejos la mera apariencia. A menudo, ello viene intrínsecamente ligado a posturas en las que podemos encontrar tanto conformismos como resignaciones, almas que se cierran a cualquier novedad, inmovilizadas en cualquier búsqueda.

Estas situaciones no eran ajenas a aquellas gentes de los tiempos de la predicación del Maestro. Se entendían satisfechos y plenos a partir de hechos pasados, de una historia signada por lo pretérito elevado a un rango permanente. Pero la historia que no se relee e interpreta desde el presente, como memoria viva, corre el riesgo severo de volverse lastre que hunde antes que timón que lleve a buen puerto.

Esas gentes nada nuevo aceptaban, les bastaba el viejo maná que sostuvo a sus ancestros en los días duros del desierto. Ese pan del cielo se les había petrificado en la memoria y en sus corazones, volviéndolos incapaces de recibir cualquier noticia nueva y buena.

Contra toda lógica, hay un hambre que no es impuesto, que es deseable y necesario. Es el hambre de trascendencia, de la no resignación, de la vida plena, de la justicia, de la felicidad.

Ese hambre sólo puede saciarlo Jesús de Nazareth, pan de vida, mesa compartida.

Quiera Dios encendernos ese hambre)

Paz y Bien


0 comentarios:

Publicar un comentario

ir arriba