El bautismo definitivo



Para el día de hoy (18/08/13):  
Evangelio según San Lucas 12, 49-53


(El Evangelio para el día de hoy nos trae un pasaje que resulta duro -durísimo- a cualquier comodidad o a cualquier atisbo de estratificación, de modulación rutinaria. Pues se trata de la vivencia primordial que Cristo tenía de la Buena Noticia, del anuncio del Reino, y esa vivencia nada tiene de light, de edulcorada, de ligera. 
Es una vivencia profunda, desde las mismas entrañas, que todo lo conmueve y transforma, que no deja lugar a medias tintas. Es una vivencia apasionada, en el sentido primero del término pasión, es decir, pathos, lo que viene y se hace carne, existencia, movimiento, lo más íntimo de lo que se es, lo que también se sufre.
De allí también la com-pasión, compartir lo que se sufre y se siente.

A este Jesús, aducen corazones esquivos, es mejor obviarlo. Es provocador y peligroso, esta pasión que lo enciende divide aguas, deja atrás a los tibios, subvierte toda institucionalización que se ponga por delante de los corazones como piedra angular. 
Este fuego también pasa por delante de los violentos, de los que aman pompas, poder y preeminencias, de los que tienen por misión la imposición inmisericorde.

Jesús de Nazareth refrenda que ha de recibir un bautismo, total y definitivo. Justamente Él.
En realidad Él se refiere a aquello que está mucho más allá de lo cultual, de las especificaciones sacramentales. La significación primordial y simbólica del Bautismo es un morir, es sumergirse en aguas profundas y móviles en donde la vida anterior se pierde, y se emerge nuevo, re-nacido a ímpetus que jamás se pueden detener. Ni la muerte brutal, ni todos los calvarios que se impongan podrán con estos incendios santos.

Esa cruz del dolor y el espanto, que para tantos es contradicción y escándalo, tiene dos grandes maderos.
Pues bien, que esos maderos en donde se sacrifica al Manso de las naciones sean para nosotros buena madera que se encienda para que nuestros fuegos no se apaguen jamás, que siempre nos quede un rescoldo, que la tarea siempre está por hacerse, que el mundo es frío y está adormecido, aún cuando impere bulla ensordecedora.

El Maestro nos vuelve a despertar)

Paz y Bien

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