Prismas del poder



Para el día de hoy (12/05/14):  
Evangelio según San Juan 10, 11-18



Desde hace bastante tiempo, y particularmente en los últimos años, se tiende a observar y juzgar a los ministerios de la Iglesia solamente desde mundanos prismas de análisis de poder y de cuestionamiento de autoridades. No nos son del todo ajenos estos postulados tampoco en nuestras comunidades, y así solemos realizar la discriminación entre Iglesia institución e Iglesia espiritual.

Muchas de estas cuestiones son harto razonables, y tristemente pueden verificarse en clericalismos malsanos, en abusos de poder, en connivencias que renuncian a la profecía, en dominio y en sumisiones.
Pero volviendo al postulado primero, se aplica un prisma inmanente y mundano a un cuerpo vivo que escapa a tales esquemas.

La Iglesia, ámbito teológico, es comunidad creciente que está animada por algo mucho más grande que las decisiones -y los vaivenes- de la opinión pública, aún cuando ésta sea opinión de la mayoría. Mejor dicho, la Iglesia está animada no por algo sino por Alguien, tal es su particularísimo carácter personal.

Iglesia como rebaño inmenso, en donde cada oveja -por pequeña que fuere- tiene su identidad única, su importancia filial, su reconocimiento a partir del amor.
Iglesia sacramento, signo sensible y eficaz de la Gracia, del amor entrañable de Dios, que tiene pastores que la cuidan en cada oveja, en cada templo vivo del Dios de la vida, que son capaces de jugarse el todo por el todo porque brindan vida a diario, porque saben bien que el rebaño no les pertenece y por ello se vuelven felices servidores, cuyo sustento es ese Cristo resucitado y presente con ellos y en ellos.

Y porque a veces, aún a pesar de que todo señale lo contrario, en los sitios y espacios más insospechados hay más ovejas a las que nunca verán como extrañas o enemigos, sino siempre como hijos y hermanos.

Porque desde la Buena Noticia, el verdadero poder surge del servicio.

Paz y Bien


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