Administradores escandalosos



Para el día de hoy (06/11/15): 

Evangelio según San Lucas 16, 1-8





Las lecturas lineales nos hacen perder de vista la profundidad de la Palabra, y así pasamos por alto la dirección certera de los signos que se nos ofrecen y las ventanas al infinito que nos brindan los símbolos. 
Así entonces, en la mera superficie, nos quedaríamos en un plano moral sin trascendencia -casi ideologizado- con nuestros criterios de justicia retributiva, comercio falaz, dinero injusto, tejes y manejes corruptos.

Sin embargo, hay otra vertiente, otra posibilidad de sumergirnos en el misterio. En ningún momento se afirma la exactitud o veracidad de la narración, es decir que el administrador sea un corrupto; todo nace por la peor de las insidias y ponzoñas, una murmuración, un rumor, quizás de la misma manera que murmuraban acerca de Jesús de Nazareth, quien para ciertos hombres severos y religiosos profesionales, dilapidaba el perdón de Dios, profanaba sin medida lo pretendidamente santo al compartir la mesa con los pecadores, los impuros, los indeseables.

Quizás desde esa perspectiva, nos resulte más fácil darnos cuenta que esos deudores, morosos perpetuos del Señor a causa de nuestras miserias, la acreencia de nuestros pecados.
Si fuera por nuestros criterios de justicia, no tendríamos escapatoria, no habría forma de saldar cuentas, de obtener certificados espirituales de libre deuda.

Para los esquemas mundanos, la dación generosa e incondicional es una infidelidad a todo sistema y un escándalo.
Bendito sea Cristo, administrador escandaloso de la Gracia de Dios, que prodiga perdón y liberación a costa de su propia vida libremente ofrecida, que nos invita a una misión de derroche de bondad, inteligente, astuto e ilimitado de lo que no nos pertenece pero que está en nuestras manos, cántaros de barro del tesoro de la Salvación, el amor de Dios.

Paz y Bien

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