Clave de acceso







Santa Teresa Benedicta de la Cruz -Edith Stein-, virgen y mártir

Para el día de hoy (09/08/16):  

Evangelio según San Mateo 18, 1-5. 10. 12-14





Los discípulos de Jesús de Nazareth estaban imbuidos de viejas ideas y prejuicios mundanos: a pesar de tantos caminos y enseñanzas recorridos juntos, no podían ocultar sus ansias de gloria, de poder, de dominio. De ese modo se embarcaban en profusas discusiones con el fin de averiguar quien, de entre todos ellos, era el mayor, el primero, el más importante, y en esos menesteres solían aflorar celos y envidias, flagrantes buscadores de prestigio y preponderancia.

La respuesta del Maestro es asombrosa. No se embarca en vanas disputas que no tienen nada que ver con el Reino de su Padre. Llama a un niño -un sirviente de la casa- y lo pone en el centro de toda atención, como medida de una vida nueva acorde a la Buena Noticia.
Aquí es necesario destacar una cuestión decisiva: un niño, en la mentalidad imperante del siglo I, no es solamente una persona de corta edad, sino que expresa al ser humano incompleto, irrelevante, insignificante, sólo valioso -a veces- para sus padres y para nadie más, alguien que no cuenta para nada y que carece de derechos reconocidos. 
Por ello quedan en un segundo plano la ternura hacia los niños o cualquier voluntarismo de carácter ingenuo, pueril. Implica una opción decisiva por los que no son tenidos en cuenta por nadie, ponerse del lado de los que el mundo execra, una ruptura con ciertos esquemas de exclusión que están lejos de cualquier postura ideológica o social.
Se trata de conversión, de converger hacia los más débiles en fraterna solidaridad y servicial compasión, desertando de toda condescendencia.

Las estructuras son importantes, los reglamentos también. Las fórmulas tienen su relevancia simbólica, claro está.
Pero las claves de acceso al Reino están en otro lado. Se encuentran en las infinitas honduras del corazón sagrado de Cristo, un Cristo plenamente identificado con todos aquellos que a menudo no tienen rostro ni voz.

No se trata de posturas políticas. Se trata de la Buena Noticia.

Paz y Bien


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