Mover las piedras







Domingo 5° de Cuaresma

Para el día de hoy (02/04/17):  

Evangelio según San Juan 11, 1-45




El trasfondo de la lectura que contemplamos hoy es durísimo: se había emitido una orden de arresto contra Jesús de Nazareth por parte de las autoridades religiosas, orden que debía efectivizarse sin más trámite y, eventualmente, mediante el uso de la fuerza. Lo buscaban como a un criminal peligroso, un enemigo público, y quizás toda acción judicial posterior sólo guardaría las formas aparentes porque en la raíz de sus mentes esos hombres habían dictaminado su muerte. 
Por todo ello, el Maestro trataba de evitar los caminos de Judea pues allí se lo buscaba con mayor énfasis: ello, en realidad, implica que no será la mortal eficacia de sus enemigos la que decidirá su Pasión sino más bien el fruto de su entrega libremente asumida en fidelidad con el Padre.

Aún así, la escena parece transcurrir entre cuestiones de amigos.

Los discípulos, tal vez con una amistad más profunda por parte del Señor que de ellos mismos. No aceptaban ni comprendían la misión de Cristo y se aferraban a los viejos esquemas de un Mesías victorioso, de poder arrollador y nó este pretendido destino de Servidor humilde y manso.

Los amigos de Betania, Lázaro, Marta y María, unidos al Maestro por un afecto entrañable. Por ello la casa familiar de Betania es espejo de la Iglesia que amamos, ámbito cálido y familiar en donde Cristo se encuentra a gusto, en hogar que lo hospeda como un hermano.

Pero sobreviene la enfermedad y la marcha inexorable de la muerte que parece tragarse todo. Y a pesar de las cercanías, Él parece demorarse sin razón, deshoras y destiempos arrasados de lágrimas.

Sus tiempos no son los nuestros, claro que nó. Y frente a la desolación, los reproches, las quejas, las resignaciones producto del cansancio pero también de las imposiciones razonadas, bajen los brazos, lo siento mucho, no hay más nada que hacer.
Y tras todas las letanías acongojadas, un solo mensaje, creer, confiar.

Lázaro sale del sepulcro por el amor y el poder de Aquél que es la vida y la resurrección. Lázaro sale del sepulcro para que luego ingrese el Señor.

Es necesario, junto con los dolientes, mover las piedras que obturan todos los recintos en donde impera la muerte, especialmente los cordiales en donde se nos afincan las miserias, los quebrantos, los miedos.

Que la voz fuerte de Cristo espante todas las muertes, porque con todo y a pesar de todo y de todos, Él todo lo puede y la vida prevalece.

Paz y Bien

1 comentarios:

camino dijo...

Gracias, a veces no es fácil mover nuestras piedras, cuando te sientes un fracasado, gracias, un buen día.

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