María de la Merced, Madre de la liberación












Domingo 25° durante el año

Nuestra Señora de la Merced

Para el día de hoy (24/09/17):  

 
Evangelio según San Mateo 20, 1-16



¿Quien lo hubiera pensado? Sólo en los amorosos sueños insondables de Dios podría suceder.
Ella es apenas una muchachita campesina -una niña- de aldea ignota, una desconocida, una nadie, casi invisible para todos menos para Aquél que la amaba desde toda la eternidad.

Era tal la desmesura de ese Dios enamorado que la trata con una delicadeza inaudita y le pide permiso.
De su Sí dependerá la suerte misma del universo, de su Sí y su confianza se iniciará el camino del regreso a la vida plena, a la vida que no se termina. En las honduras de su ser se crece el Salvador de toda la humanidad, el que recreará a puro amor a toda la creación.
La Salvación tiene un rostro bien definido de mujer.

Ella es la que corre presurosa, madre en ciernes de pies descalzos, allí en donde hay una necesidad, en donde se requiere una mano amiga, un abrazo solidario, un auxilio incondicional.
Ella es la que no se contiene, y canta con voz firme al Dios de Gracia y la bondad que se ofrece a los que no cuentan, a los más pequeños, a los que son como Ella misma, invisibles pero de corazón grande, Dios que es roca firme en sus promesas invariablemente cumplidas, Dios siempre fiel, el Dios que se desvive por los humildes y levanta a los caídos, el que no vacila en derribar a los poderosos de sus tronos, el Dios de la mesa grande siempre dispuesta para los hambrientos.

En la mirada de María de Nazareth adivinamos la mirada de Jesús. En donde está la Madre, encontramos al Hijo, y con Ella, a pesar de todas las cruces más dolorosas, cobijamos pecho adentro lo que aún no comprendemos para que nos germine, para que la verdad se expanda, para que haya fiesta grande allá y aquí por cada cadena que se rompe, fiesta de liberación, esperanza que se reza para que no persista ninguna cautividad.

María al pié de la cruz, María del vino bueno y nuevo que nos anda faltando, María Madre, hermana, amiga, compañera de todos nuestros caminos, María de la Libertad que es menester procurar a cada instante y conquistar a fuerza de servicio y de vidas ofrecidas.

Para ser redentores con el Hijo en un mundo plagado de opresiones.
Para todas mis hermanas y hermanos mercedarios, Feliz día de la Madre.

Paz y Bien

1 comentarios:

Walter Fernández dijo...

Paz y Bien,para todos y Buen Día del Señor!

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